Síntomas del Colesterol

Desde que la ciencia médica descubrió el colesterol se ha entregado al estudio de esta sustancia que nuestro organismo produce de manera natural, especialmente en el hígado, con la función específica de formar parte de la estructura de células y una gran cantidad de hormonas. Así es como han podido determinarse parámetros de seguridad en torno a los índices de colesterol que pueden medirse a través de un simple análisis de sangre.

Uno de los mayores problemas que presenta un alto nivel de colesterol en la sangre, es la ausencia de síntomas. Las placas grasas van acumulándose paulatina y silenciosamente en las arterias produciendo ateroesclerosis y el consiguiente riesgo para la vida, pues un taponamiento sorpresivo puede producir un infarto masivo, un accidente cerebrovascular, e incluso la muerte.

Mucho tiempo se ha invertido en el estudio pormenorizado de los índices de colesterol de personas mayores de 40 años y no han podido identificarse síntomas o señales que hagan prever un aumento en sus valores. Empeora las cosas el hecho de que muchas personas tienen altos porcentajes de colesterol (colesterolemia) desde su nacimiento, debido a causas genéticas aún no muy comprendidas por la ciencia.

A excepción de estos casos, las dietas ricas en grasas saturadas, aceites, carnes rojas, lácteos y huevos, la falta de ejercicio físico, el sedentarismo en general, el tabaquismo, entre otros factores, debieran llevarnos a suponer que nuestra salud está en riesgo y a tomar los debidos recaudos. También es conveniente recordar que el colesterol aumenta con la edad, es por eso que las personas mayores deben someterse a controles periódicos.

Por lo general las mujeres en edad fértil poseen valores de colesterol inferiores a los masculinos en la misma edad. Esto es quizá debido a la presencia de estrógenos. Pero una vez iniciada la menopausia, los índices de colesterol se incrementan notablemente. Otro desencadenante de un aumento de colesterolemia es el estrés. Se ha comprobado que personas sometidas a fuertes presiones laborales, sociales, familiares o que atraviesan situaciones traumáticas poseen mayores cantidades de colesterol en sus arterias.

A pesar de que estamos hablando de un enemigo muy silencioso, que no da ninguna señal o aviso, afortunadamente las principales causas del incremento de los niveles de colesterol son evitables o, cuando menos, controlables, como el caso del cigarrillo, la mala alimentación y el sedentarismo. Es suficiente un cambio de hábito responsable y conciente, para notar de inmediato un marcado descenso en los índices de colesterolemia y por consiguiente, beneficios concretos sobre la salud.

 

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