Por increíble que parezca enviar un SMS en realidad cuesta medio céntimo, y lo que es peor, su rentabilidad según El País ronda el 3.000%. Todo porque las teleoperadoras se dieron cuenta en los 80 de que les sobraba un poco de espacio que daba para los SMS.
Hoy en día el que no tiene WhatsApp está fuera de juego con sus amigos. Por el mero hecho de ser el amigo caro que nadie quiere tener, ese con el que comunicarse cuesta al menos 15 céntimos, toda una fortuna en comparación con todos los demás que te salen gratis.
En algunos países se añadía la voracidad de las compañías, que no cuentan con paquetes de SMS en oferta.
Además se da la casualidad de que justo hoy Movistar y Fonyou han hecho la presentación de un acuerdo para que los usuarios tengan una segunda línea en su terminal. Un acierto, ya que han debido de ver las orejas al lobo y han tomado medidas, antes de que se repita la jugada.