Como tampoco es necesario hacer escarnio de la casa Borbón, que siempre ha sido bastante respetada, especialmente en los asuntos de alcoba, vamos a centrarnos en las demás casas reales.
En el año1974, el conde Bernardo Leopold Friedrich Eberhard Julius Kurt Karl Gottfried Peter de Lippe-Biesterfeld, marido de la reina Juliana, y por tanto príncipe consorte (no con suerte, como se dice en familia), y además inspector de las Fuerzas Armadas y embajador de los Países Bajos solicitó a Lockheed, una empresa aeronáutica estadounidense la módica cantidad de 1 millón de dólares por haber intermediado. Al final se descubrió el pastel, dando como resultado que la empresa lo confesó todo, el principe pasaba por allí y la reína amenazó con abdicar si su marido pasaba por los tribunales. Holanda ya entonces era un polvorín. En el 88 Juliana terminó abdicando, y Bernardo donó mucho dinero a WWF para seguir siendo presidente, dinero que le fue devuelto para financiar grupos que lucharían en pro de la lucha contra el tráfico de marfil y animales salvajes, grupos que precisamente terminarían en dichos menesteres.
En Bélgica, tres cuartos de lo mismo, varios miembros han estado cerca de ser procesados.