La fitoterapia

Desde tiempos inmemoriales el hombre aprendió a acudir a la naturaleza para obtener de ella todo lo necesario para vivir. Y pronto supo que hallaría en las plantas no sólo el alimento que le permitía crecer y subsistir, sino también la manera de recuperar el equilibrio perdido de su salud cuando alguna enfermedad se manifestaba en su organismo.

Son conocidas las tradiciones de civilizaciones tan antiguas como Babilonia, Egipto y Grecia en materia de curación con plantas. Sus procedimientos se prolongaron en el tiempo y hoy podemos aprovechar gran parte de esa ancestral sabiduría para el desarrollo de métodos naturales para prevenir y revertir ciertos procesos patológicos.

Lo que hoy llamamos fitoteraria, es la ciencia que utiliza a las plantas para reforzar las defensas del organismo y tratar múltiples afecciones del ser humano. El espíritu esencial de la fitoterapia es la predilección por la utilización de toda la planta, en lugar de hacerlo con sus partes por separado. De este modo, asegura, son más integrales los resultados.

Modernas técnicas farmacológicas nos permiten contar en la actualidad con una amplia variedad de componentes fitoterapéuticos en distintas presentaciones: hierbas secas trituradas con las que se preparan infusiones, tinturas madre, cremas, aceites, flores, etc. Todas igualmente eficaces.

Entre las ventajas más apreciadas de la fitoterapia se encuentra el hecho de que no produce efectos secundarios de relevancia. La ingesta moderada de sustancias naturales no sólo permite que las afecciones se reviertan paulatinamente sino que además no agrede al organismo con los compuestos químicos que emplea la medicina tradicional.

El poder curativo de las plantas está ampliamente comprobado, y a diferencia de los tratamientos alopáticos, la fitoterapia permite anticiparse a los desequilibrios en la salud, previniéndolos y en caso de manifestarse, actúa con constancia y eficiencia sobre la base del problema, logrando un alto porcentaje de éxito en la mayoría de los casos.

Una de las características de los tratamientos fitoterapéuticos es que producen además lo que se conoce como homeostasis, es decir la adaptación progresiva al entorno, lo que se traduce en un mayor balance entre vitalidad y bienestar.

En los últimos años se ha evidenciado un marcado retorno hacia este tipo de terapias naturales, que lejos de reemplazar a la consulta médica o a la medicación convencional, impulsa una visión de salud más integral, en concordancia con la naturaleza y sus múltiples beneficios.

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