La creatina es un ácido orgánico nitrogenado comúnmente localizado en tejidos musculares y en algunas células nerviosas. Su composición se deriva de los aminoácidos con los cuales guarda muchas similitudes a nivel estructural. El cuerpo humano es capaz de producir creatina a razón de 1 gramo diario mediante su sintetización en el hígado, riñones y páncreas.
Su descubrimiento se remonta a 1832, cuando el científico químico francés Michel Eugene logró identificar un nuevo componente en los músculos esqueléticos, otorgándole el nombre de “kreas” (del griego “carne”). Cinco años más tarde, otro científico de nombre Lieberg pudo determinar que esta sustancia estaba directamente relacionada con el trabajo de los tejidos musculares y su contracción.
No se tiene una referencia precisa acerca de qué deportistas fueron los primeros en utilizar la creatina pura como un suplemento dietético, aunque posiblemente se trataría del equipo olímpico ruso durante los Juegos Olímpicos del año 1960. Es importante destacar que la creatina nunca ha sido prohibida por el COI (Comité Olímpico Internacional) ni está considerada una sustancia de uso anti-deportivo, aunque cada cierto tiempo resurge la polémica sobre su utilización para el mejoramiento del rendimiento físico de los atletas.
En la actualidad, el uso de creatina está circunscrito principalmente a los deportistas, tanto amateur como profesionales como suplemento nutricional. Mucho se ha hablado de las ventajas de consumir la denominada “creatina pura”, sin embargo los profesionales del entrenamiento físico recomiendan ingerirla en combinación con hidratos de alto índice glucémico, como la dextrosa, o suplementos proteicos que aceleran la definición de la masa muscular y aumentan notablemente la energía disponible para ejercicios de repetición.
Esto se explica por un fenómeno asociado a las reservas musculares de ATP (trifosfato de adenosina) y el nivel de fosfocreatina: ante un esfuerzo anaeróbico, el cuerpo acude a la fosfocreatina y el ATP presentes en los tejidos musculares, agotando el contenido de la primera a los 40 segundos (algunos estudios ponen el límite mucho más cerca, alrededor de los 30 segundos). Tras esto, es necesario un descanso de aproximadamente un minuto para recuperar los niveles indispensables de energía antes de realizar un nuevo esfuerzo.
Según estudios científicos, la ingesta de suplementos con creatina aumenta las reservas musculares de fosfocreatina, de forma que con el mismo esfuerzo se utiliza el 50-60% de la reserva muscular, reduciendo notablemente el lapso de descanso. Esta técnica tiene como resultado un saldo a favor de energía anaeróbica y una mayor masa muscular.