Con el paso de los años, la ciencia de la nutrición ha evolucionado junto a novedosas teorías sobre las maneras más eficientes de adelgazar. Tras las modas impuestas por diversos descubrimientos, ha llegado el momento de medir los resultados obtenidos y la relación entre éstos y los potenciales efectos secundarios sobre la salud.
Algunas dietas que demostraron ser altamente eficaces en la reducción de peso corporal, luego de algún tiempo fueron desechadas por los daños que provocaban en otras funciones del organismo. Sin embargo, muchas de ellas continúan como protagonistas de programas de nutrición, especialmente aquellos que buscan resultados rápidos.
Entre las dietas más cuestionadas por los expertos en alimentación se encuentran las denominadas dietas hiperproteicas, que estuvieron en boga hace un par de décadas y que todavía muchas personas aplican por sus efectos casi inmediatos. Tal vez la más conocida de las dietas basadas sólo en la ingesta de proteínas es la dieta Stillman.
Durante muchos años se pensó, erróneamente, que el organismo podía obtener todos los nutrientes necesarios sólo de los alimentos ricos en proteínas, y por consiguiente se impulsaba la eliminación de todos aquellos ingredientes que pertenecieran a otros grupos nutricionales como la glucosa, los carbohidratos, etc.
La forma más difundida de dieta hiperproteica es la ingesta exclusiva de carnes, huevos, pescado, y todos aquellos alimentos que ofrecieran una alta carga proteica. Es cierto que los resultados son drásticamente veloces: el cuerpo comienza a consumir los propios recursos acumulados en grasa y músculos y la reducción de peso es evidente a los pocos días.
En la actualidad este tipo de dietas son empleadas por profesionales de la salud sólo en casos en los que una pronunciada disminución del peso sea recomendable de manera urgente: obesos con riesgos diabéticos, complicaciones cardíacas, trastornos óseos producidos por el exceso de peso, etc. Pero las restricciones estrictas de los hidratos de carbono brutos como vegetales y frutas no es recomendable en una dieta hiperproteica para una persona sin estas patologías que sólo desea adelgazar.
En este aspecto las dietas hiperproteicas, pero que permiten la incorporación de hidratos de carbono brutos tipo frutas, verduras, lácteos desnatados y que cubre las necesidades nutricionales del individuo es el más adecuado para resultados rápidos y sanos, siempre asesorado por un profesional médico que lo adapte a las necesidades de actividad física y mental.
El inicio de cualquier programa de alimentación para bajar de peso requiere la atención profesional de un experto en nutrición y la paciencia necesaria para esperar resultados a mediano plazo, aportando nutrientes vitales al organismo y vigilando la salud.