Existen dos tipos de dietas: dietas por menú y dietas por intercambio. Las primeras son aquellas que están diseñadas según una serie de alimentos fijos, por lo general distribuidos a lo largo de la semana, y constituyen una de las formas más comunes de planificación alimenticia para bajar de peso. Las dietas por intercambio son, a diferencia de las anteriores, programas elaborados a partir del aporte específico de un determinado grupo de alimentos y la posibilidad de combinarlos libremente.
Más personalizadas y modernas, las dietas por intercambio suelen ser elaboradas por profesionales nutricionistas en atención a todos los factores que conforman a un individuo: edad, objetivos buscados, antecedentes clínicos de alguna patología, contextura física, etc. Más saludables y efectivas a mediano y largo plazo, las dietas por intercambio requieren una gran preparación por parte del paciente a fin de poder elaborar sus propios platos, de la manera que mejor le plazca.
Una dieta por intercambio no determina qué alimento específico debe consumirse en cada momento del día (desayuno, almuerzo, merienda, cena y colaciones). Por el contrario, ofrece una amplia gama de opciones dentro de un mismo grupo, las cuales podrán ser combinadas a gusto y posibilidad de cada persona obteniendo los mismos resultados. Una dieta por intercambio establece una tabla de equivalencias, según las necesidades que cada persona presenta, para que los alimentos puedan ser combinados con libertad manteniendo la misma oferta calórica.
Las dietas por intercambio son muy flexibles y permiten que cada individuo adapte mejor su alimentación sin descuidar sus hábitos laborales o familiares, sin sobreexigir su presupuesto y sin sentir frustración por no poder “ajustarse” a lo que requieren las dietas por menú. Según sus actividades de cada día, cada uno puede determinar qué alimentos puede ingerir, sin temor a “salirse” de una dieta más estricta.
La flexibilidad, libertad para elegir alimentos, posibilidad de adaptar horarios, aprovechar la estacionalidad de los ingredientes y no atentar contra la economía personal, son las principales ventajas de encarar un plan de dieta por intercambio. Como desventaja podríamos mencionar que requiere el deseo de aprender a combinar alimentos por parte del paciente y cierto entrenamiento sobre las características nutricionales de cada uno de ellos.
Los resultados de una dieta por intercambio, llegan a convertirse en auténticos cambios de hábitos en la manera de comer y por lo tanto son altamente efectivas en el tiempo y los resultados comienzan a percibirse a mediano plazo. Una alternativa saludable para bajar de peso, sin sacrificios ni imposiciones.