Bien sabemos que tanto para los aficionados a la actividad física, para quienes deseen mantenerse en forma o para deportistas profesionales que se someten a intensos programas de entrenamiento, una alimentación equilibrada es la clave para alcanzar óptimos resultados. La incorporación de nutrientes en la cantidad y calidad adecuadas representa un alto porcentaje en el logro de los objetivos propuestos en cada caso.
En tanto que las grasas y los hidratos de carbono son fuentes de energía, las proteínas son fundamentales para el desarrollo y mantenimiento del sistema muscular. Incorporar ambos tipos de nutrientes a la dieta requiere especial atención pues tanto el exceso como el déficit de alguno de ellos podrían causar efectos inversos a los buscados o retrasar el éxito del programa.
Un adulto sano incorpora diariamente alrededor de 1gr. de proteínas por cada kilogramo de su peso corporal, y lo hace a través de su alimentación habitual. En el caso de deportistas o personas con intensa actividad física, podrían requerir hasta el doble de esa cantidad. Recordemos que el organismo descompone las proteínas ingeridas en sus aminoácidos constitutivos, por lo que también es necesario considerar una dieta variada que aporte tanto proteínas animales como vegetales, y por supuesto, la menor cantidad de grasas posibles.
La ingesta de hidratos de carbono también es una cuestión de cuidado. Estos nutrientes son esenciales para que el organismo cuente con la energía suficiente que le permita realizar sus funciones vitales. Cuando una dieta es pobre en carbohidratos, el cuerpo comienza a utilizar la energía disponible en sus propias proteínas. Esto acaba por disminuir la masa muscular en lugar de incrementarla. Los principales proveedores de hidratos de carbono son las pastas, las patatas y los panificados a partir de harinas integrales, ricas además en fibras.
También es muy importante que el organismo tenga a su disposición una cantidad suficiente de agua, la que puede incorporarse en forma de infusiones o bebidas enriquecidas con minerales. Si una persona común debe ingerir cuando menos 1 litro de agua diario, alguien que sigue un programa de musculación, debe consumir como mínimo 2 1/2 litros por día. El agua compensa la eliminación excesiva en forma de sudor y contribuye a mantener purificados los riñones de manera tal que no se vea forzado su funcionamiento.
Por último, un programa nutricional para personas que llevan adelante sistemas de entrenamiento muscular debe contemplar también el equilibrio necesario entre el aporte de calorías, la incorporación de suplementos (como L-carnitina, arginina, creatina, etc.), la paulatina reducción de las grasas y el aumento consecuente de proteínas. Un delicado mecanismo que un profesional de la nutrición puede diseñar de manera personalizada para que los resultados sean los esperados.