Ampliamente conocida en Europa desde hace siglos por los famosos cultivos ornamentales británicos, la rosa mosqueta es un arbusto de la familia de las rosáceas, extendido por gran parte del Viejo Continente y zonas montañosas de Norteamérica y América del Sur.
Antiguamente era utilizada como cualquier cerco de espinas, pero con el paso del tiempo y el uso de sus productos, se fue descubriendo de manera progresiva la cantidad de propiedades que encierra. El último paso se dio con las investigaciones científicas más recientes, que le certificaron como uno de los regeneradores dérmicos naturales más efectivos y con menor cantidad de efectos secundarios.
Su composición encierra importantes cantidades de vitaminas (A, E, B1, B2 y mayoritariamente C) y una proporción del 80% de ácidos grasos poli-insaturados, siendo especial para la regeneración y humectación de la piel humana. Si bien sus flores y sus hojas guardan cierta cantidad de nutrientes, la amplia mayoría de estos se reparte entre sus frutos y las semillas que estos poseen. De la prensa de esas semillas se obtiene el famoso aceite de rosa mosqueta.
Esta sustancia posee importantísimas propiedades de carácter estético como la capacidad de eliminar arrugas, prevenir la formación de estrías, disminuir los efectos del fotoenvejecimiento (deterioro de la piel por exposición prolongada a la luz solar), fortalecer la piel ante las agresiones de agentes perjudiciales externos (sol, viento, lluvia, polvo en suspensión, falta de humedad) y la capacidad de redistribuir los puntos de pigmentación de la piel (borrado de manchas).
Actualmente se la emplea en la composición de muchos productos cosméticos diferentes, existiendo inclusive líneas completas de cremas nutritivas, regenerativas, humectantes y de limpieza que incluyen aceite de rosa mosqueta como el componente principal.
Para el tratamiento preventivo de la dermis, es suficiente con utilizarlo en el agua del baño, después del baño, tras la depilación/rasuración, tras el uso de una mascarilla o inclusive antes de dormir (importante que la piel esté limpia). También es de utilidad en el cuidado del cabello, pudiendo aplicarse sobre las raíces y el cuero cabelludo mediante un algodón humedecido. Posteriormente, es buena idea masajear suavemente el cabello con los dedos y envolverlo con una toalla durante aproximadamente 2 a 3 horas. Luego enjuagar normalmente.