Aunque su uso se remonta a casi 4,000 años antes de Cristo, no ha sido sino hasta hace algunas décadas que volvió a resurgir como una de las plantas más utilizadas en el campo de la medicina natural y la estética. Se trata del popular aloe vera. Esta planta, perteneciente a la familia de las liláceas se caracteriza por su gran resistencia y su facilidad de cultivo en zonas especialmente áridas o donde otras plantas no prosperarían.
En la actualidad se identifican más de 250 especies de plantas pertenecientes a la familia, y aunque la más popular es la conocida como Aloe Saponaria, sus principios medicinales activos no son tan reconocidos como los de su pariente el Aloe Arborescens. En Méjico se le llama vulgarmente sábila y hasta hace un siglo era conocida como «acíbar».
Sus características: hojas suculentas, con bordes espinosos, son el depósito natural de gran cantidad de agua y una sustancia gelatinosa que guarda las reconocidas propiedades terapéuticas de esta planta. Entre otras sustancias, el aloe vera medicinal contiene aloemodina (regulador del funcionamiento intestinal), aloeoleína (eficaz en tratamientos de úlceras gastrointestinales y estomacales), aminoácidos (indispensables para la producción de proteínas), carricina (fortalecedor del sistema inmunológico), creatinina (protagonista en la producción de energía celular), fosfato de manosa (poderoso cicatrizante y regenerador de tejidos), mucílago (emoliente dérmico), saponinas (de función antiséptica), fitosteroles (antiinflamatorios) y numerosos minerales como magnesio, calcio, fósforo, zin, cobre y potasio, entre otros.
Estas propiedades han posicionado al aloe vera entre las plantas más difundidas dentro de la fitoterapia y son aprovechadas por la industria incluyéndola en cremas cicatrizantes, tratamientos contra la alopecia, y también en productos cosméticos como champús, acondicionadores, cremas corporales, etc.
Si el cultivo es doméstico es muy importante tener en cuenta que no deben mezclarse diferentes especies de aloes en un mismo espacio, pues se producirá una polinización cruzada de las plantas y esto dará nacimiento a ejemplares híbridos de bajas propiedades terapéuticas. Al momento de cortar sus hojas para extraer su precioso interior, deben extraerse las más exteriores por ser las más añosas (no deben utilizarse hojas menores de 5 años) y las que contienen propiedades curativas más concentradas.
El uso medicinal del aloe vera incluye un amplio espectro de afecciones en las que ha demostrado su alta eficacia: alergias, acné, acidez, anorexia, bronquitis, calvicie, celulitis, cólicos, catarros, cáncer, diabetes, dermatitis, dolores musculares, erupciones, estreñimiento, fiebre, gripe, diferentes variedades de herpes, heridas, insomnio, indigestión, infecciones, laringitis, manchas epidérmicas, náuseas, obesidad, parásitos, picaduras, quemaduras, seborrea, torceduras, tos, úlceras, várices, etc.