Siendo las proteínas uno de los nutrientes más importantes para el buen funcionamiento del organismo humano en general, resulta totalmente lógico plantearse seriamente una dieta que las incluya en un plano principal. Sin embargo, resulta contraproducente abordar dietas ricas en proteínas sin un control médico nutricional adecuado o un plan de objetivos y pasos a seguir realizado por un profesional especialista que lo enfocará en función de cada individuo.
Tanto el exceso como la falta de proteínas son igualmente perjudiciales, debido principalmente a que su ausencia trastoca el funcionamiento de casi todos los procesos biológicos humanos, mientras que su excedente termina transformado en tejido adiposo utilizado por el cuerpo como reserva energética.
Las proteínas cumplen una función esencial en la estructura de las células, haciéndose indispensable su presencia para garantizar la salud general de éstas, su crecimiento, regeneración y posterior reemplazo.
La ingesta de proteínas debe incluir aquellas de origen animal (carnes rojas, blancas, pescado, queso, leche, huevos) pues contienen todos los “aminoácidos esenciales”, y de origen vegetal, que aunque son consideradas incompletas por no contar con una carga rica en aminoácidos esenciales, son excelente complemento de las proteínas animales o pueden alcanzar óptimos niveles en dietas que combinan vegetales diferentes. Entre las fuentes más importantes de proteínas vegetales se destacan la avena, el trigo, los frijoles, los garbanzos y la soja.
Los especialistas en nutrición concuerdan en que la proporción adecuada de proteínas respecto al resto de nutrientes se ubica en un margen de entre 10% y 20% de las calorías diarias, obtenidas en lo posible a través de una variada clases de alimentos.
Es importante destacar que en el caso de aquellas personas que hayan optado por el vegetarianismo (costumbre alimenticia en ascenso), se hace particularmente importante la mezcla de distintos vegetales y una proporción de proteínas algo más elevada puesto que su alimentación carecerá de aminoácidos esenciales que sólo aportan las proteínas animales. Ser vegetariano implica un análisis permanente de lo que se come y de la calidad de las fuentes proteínicas que se incluyen dentro de la dieta.
Las dietas muy ricas en proteínas, favoritas de quienes practican ejercicio físico intenso, requieren un especial cuidado para no sobrepasar la necesidad orgánica de proteínas, porque además de una acumulación innecesaria de tejido adiposo, podrían verse afectados los riñones o producir otros tipos de desequilibrios orgánicos.