Consejos para quemar grasas

Una de las principales causas en la acumulación innecesaria de grasa corporal es la ausencia de actividad física, lo que hace que la cantidad energía necesaria para el funcionamiento del cuerpo sea sensiblemente menor. Ante un ingesta de calorías excesivas, el organismo toma las grasas y carbohidratos que no se utilizan por la falta de ejercicio, y los transforma en “energía de reserva”: triglicéridos y fosfolípidos.

Estos componentes se acumulan en tejidos adiposos que se distribuyen de distinta forma según el género: en las mujeres suelen repartirse entre muslos, glúteos y caderas, mientras que en los hombres se alojan casi exclusivamente en el abdomen.

Si se eleva el nivel de actividad física, el cuerpo requerirá mayores cantidades de energía y se verá obligado a utilizar las reservas mediante el proceso de lipólisis (conocido como “quemar grasas”). Hay dos maneras básicas de provocar el uso de las reservas. Una de ellas (muy poco recomendable a nivel salud) es el ayuno, durante el cual se utilizarán las reservas de ácidos grasos para suplir la ausencia de alimentos. La otra es el ejercicio físico regular: los músculos en actividad se encargarán de usar las reservas disponibles.

Aunque este segundo método es mucho más sano y productivo, la realidad es que el ejercicio saludable implica cambios en el estilo de vida, entre ellos y principalmente a la alimentación.

Entre los principales responsables de la formación de triglicéridos y fosfolípidos almacenables se encuentran los hidratos de carbono o carbohidratos refinados, por lo que es una buena idea suprimirlos en su totalidad y sustituirlos por hidratos de carbono brutos, ricos en fibras. Estos últimos fortalecen la flora intestinal y estimulan el consumo de agua, mejorando sensiblemente el proceso digestivo.

También es importante repartir las calorías ingeridas en cinco comidas, a saber: desayuno, media mañana, comida, merienda y cena. Si bien esto no puede provocar directamente la lipólisis, aportará una mayor organización al proceso alimenticio y disminuirá las posibilidades de “reservar” energía.

Entre los ejercicios físicos que más favorecen la eliminación de grasas se encuentran los de tipo aeróbico. En ellos se entrena la resistencia del cuerpo manteniendo una actividad regular de baja intensidad durante períodos largos de tiempo (30 a 60 minutos). La opción más conocida es correr o caminar a buen ritmo una determinada distancia, aunque el senderismo, la natación y el ciclismo son excelentes alternativas. El proceso de recuperación acudirá a las reservas de energía para sustentarse, iniciando necesariamente la lipólisis.

Resulta muy importante además, fijar la atención en los detalles de la dieta cotidiana. Es muy común en la actualidad sumar un 50% de las calorías diarias en forma de condimentos, aderezos, bebidas azucaradas (gaseosas, agua saborizada) y golosinas/comida rápida fuera de horario. Si se eliminan estos malos hábitos, se habrá ganado otra batalla contra el exceso de peso corporal.

Quemar grasas rápidamente

Una de las maneras más difundidas para frenar el aumento de la grasa corporal (y comenzar a quemar las reservas existentes) es reducir, o directamente eliminar, el consumo de  hidratos de carbono. Mínimo se requiere un período de 3 a 4 semanas, durante el cual resulta particularmente importante el consumo de proteínas magras como el pollo (a la parrilla o asado, sin piel), pescado (asado o hervido, no frito) y huevos (tampoco fritos).

En esta reducción de carbohidratos deben incluirse también todo producto elaborado a partir de  harinas blancas (pastas, pan, galletas, postres) o que presente alto contenido de almidón (arroz blanco, patatas, etc.).

Los carbohidratos no sólo están en los productos anteriormente citados, ya que frutas, verduras, también contienen hidratos de carbono aunque con poco aporte energético. Legumbres y frutos secos los poseen también, pero con mayor aporte calórico.

Beber abundante agua es también un factor imprescindible entre los hábitos de quienes quieren quemar grasas rápidamente. La ingesta de un mínimo de dos litros diarios asegura una buena hidratación de la piel y una adecuada eliminación de toxinas.

No debemos olvidar tampoco que el ejercicio físico es prácticamente la clave de una buena reducciónde grasas en el cuerpo. De nada sirve emprender una dieta exigente y vigilar estrictamente el peso corporal cada día si no se moviliza el cuerpo para que éste comience a quemar grasas y obtener así energía a partir de los tejidos adiposos acumulados.

Es muy importante trabajar sobre el corazón y el sistema circulatorio practicando ejercicios aeróbicos. En este campo, los más recomendados son correr y andar en bicicleta, aunque otras alternativas entretenidas pueden ser la natación o el senderismo. Esta clase de actividad física mejora la resistencia trabajando a intensidades medio-bajas (regulares) durante períodos de tiempo prolongados (30 a 60 minutos). Algunos especialistas del acondicionamiento físico sugieren también agregar a esto una rutina anaeróbica (puede incluir abdominales, sentadillas, estocadas, flexiones, pesas), puesto que una masa muscular más desarrollada acelera el consumo de las grasas.

Finalmente, otro punto poco revisado por quiénes enfrentan la necesidad de reducir su peso y quemar grasa, es el descanso. Cuando se duerme poco o se duerme mal, el organismo se ve obligado a reducir su velocidad de funcionamiento para no perjudicarse. Un buen descanso es también una variedad de entrenamiento y una saludable manera de mantenerse en forma.

Quemando grasas de manera natural

Sabemos que para que el organismo comience a quemar el excedente de grasas acumuladas en los tejidos adiposos, resultan básicas la dieta (que regula la cantidad de calorías diarias) y el ejercicio físico (que se encarga de consumir las calorías ingeridas).

Sin embargo, además de estos hábitos saludables existen algunos productos naturales que, por sus propiedades, son capaces de eliminar depósitos de grasa rápidamente sin afectar la salud del consumidor (por supuesto, siempre que se utilice en dosis responsables). Obviamente, no son soluciones mágicas, y así como el exceso de peso no se adquiere en poco tiempo, tampoco es saludable reducir drásticamente el volumen corporal (algo que no siempre es buena señal). Se trata de un proceso que requiere de mucha paciencia (algunos nutricionistas incluso sugieren no pesarse hasta las 3 semanas de haber comenzado una dieta nueva) y constancia.

 

Entre estos productos naturales que contribuyen a una eficiente reducción de la gras corporal, se encuentran:

¨        El Té verde. Uno de los más conocidos por sus propiedades antioxidantes. Puede beberse cuatro o cinco veces al día. Se obtiene fácilmente en dietéticas y tiendas naturistas o herbolarios. Utilizar esta infusión durante un largo tiempo no afectará el funcionamiento del cuerpo, pero es importante mantenerse dentro de las dosis adecuadas.

¨        Otra opción interesante son los zumos naturales. Permiten combinarlos para lograr un sabor agradable y tienen algunas otras propiedades adicionales muy beneficiosas. Una combinación conocida para desintoxicar el cuerpo, eliminar la constipación o estreñimiento, reducir colesterol y bajar los niveles de triglicéridos, es la siguiente:

  1. ½ taza de papaya picada sin cáscara
  2. ¼ taza de ananá o piña, también sin cáscara.
  3. 2 rebanadas de sandía sin cáscara y sin semillas
  4. 1 plátano
  5. 1 ½ taza de agua
  6. Una vez licuados todos los ingredientes, colar la preparación y beber durante la mañana.

 

¨        La ingesta de L-Carnitina es también una elección adecuada para quemar grasas y, adicionalmente, aumentar la masamuscular . Es habitual encontrarla en forma de suplementos diseñados especialmente para deportistas de alto rendimiento.

Alimentos con Proteínas

Las proteínas constituyen uno de los grupos de nutrientes más importantes para la existencia de prácticamente cualquier ser vivo debido a que intervienen en una enorme cantidad de procesos celulares. Son indispensables para la metabolización de alimentos y decisivos en la estructuración de tejidos.

Pueden identificarse dos grandes grupos: proteínas de origen vegetal y proteínas de origen animal. Las primeras aparecen fundamentalmente en legumbres, hongos, cereales y frutos secos. Las proteínas de origen animal están presentes en las carnes (vacuna, porcina, de pescado y de aves) y sus derivados (leche, yogurt, quesos, huevos, etc.).

El aporte de proteínas contenidas en un alimento se mide en porcentaje cada 100gr. de una porción comestible. Tomando este valor como parámetro, tanto el queso como la carne forman los dos grupos más importantes.

Según el tipo y la variedad, los quesos constituyen un importante grupo proveedor de proteínas, cuyo aporte oscila entre el 32 y el 21% de las cantidades diarias requeridas por un organismo sano. Respecto de la carne, podemos subdividirlas en carnes rojas, embutidos, pescados y aves en orden decreciente de aporte proteico.

Por otra parte, la fuente de proteína vegetal por excelencia es la soja, cuyo valor supera el 33% del aporte diario de proteínas requerido por una persona adulta, es uno de los controvertidos alimentos que han alcanzado gran popularidad en los últimos años. Si bien muchos expertos nutricionistas defienden su excelente relación costo-beneficio (es un alimento económico con un gran valor nutricional), otros cuestionan el alto rendimiento económico a sus productores lo que se traduce en megacultivos que acaban por deteriorar la calidad de la tierra. En los países emergentes, la soja constituye, en algunos casos, el principal proveedor de proteínas de la población.

Entre las principales funciones que cumplen las proteínas en el organismo se pueden mencionar sus cualidades como sostén estructural de colágeno, reguladoras de insulinas y hormonas del crecimiento, transportadoras de hemoglobina, fortalecedoras del sistema inmunológico, etc. Tanto la deficiencia como el exceso de proteínas en el ser humano pueden producir graves trastornos asociados al crecimiento, el desarrollo intelectual e incluso el mal funcionamiento de algunos órganos como el hígado o el sistema osteoarticular.

Una dieta rica en alimentos de todos los grupos (carnes, carbohidratos, cereales, vegetales, etc.), equilibrada y nutritiva es la mejor prevención de enfermedades de variada naturaleza, deficiencias energéticas y patologías asociadas a envejecimiento.

proteínas y aminoácidos

Los aminoácidos son moléculas orgánicas que forman parte constitutiva de las proteínas y su presencia es fundamental en el organismo para el adecuado desarrollo de muchos procesos vitales. Según la forma en que el ser humano obtiene estos aminoácidos se clasifican en esenciales (aquellos que deben ingerirse a través de alimentos o suplementos dietéticos, como leucina, treonina, fenilalanina, metionina, entre otros), y no esenciales (aquellos que el propio cuerpo puede sintetizar como alanina, serina, cisteína, ácido aspártico, etc.).

El tipo de aminoácidos que conforman una proteína es determinante de la “calidad” de la misma. Normalmente, las proteínas de origen animal poseen una selección completa de todos los aminoácidos esenciales y se acercan al ideal requerido por las células, característica que se conoce como “valor biológico”. Es por eso que las proteínas de origen animal tienen un alto valor biológico, debido a su alto aporte de aminoácidos esenciales.

Por el contrario, las proteínas de origen vegetal son habitualmente incompletas, es decir no proveen al organismo de todos los aminoácidos esenciales. Aún así, es importante señalar que la combinación entre distintos vegetales puede dar como resultado un aporte completo de aminoácidos esenciales, obteniendo al mismo tiempo la ventaja de ingerir una menor cantidad de grasas en comparación con las proteínas cárnicas.

Si bien la carne y los huevos están considerados las fuentes proteicas por excelencia, basar un plan alimentario sólo en estos alimentos por la calidad de sus proteínas sería un error, pues las carencias de otros nutrientes (que no aportan estos alimentos) no tardarían en evidenciarse. Una dieta equilibrada en calidad y cantidad de proteínas, rica en minerales y sustancias fundamentales para el desarrollo saludable del organismo, son prioritarias tanto para quienes realizan actividades deportivas de alto rendimiento como para quienes desean mantener un cuerpo sano y fuerte.

Las proteínas también pueden clasificarse según su estructura química y así obtendremos las denominadas proteínas simples (que al hidrolizarse producen aminoácidos): albúminas, globulinas, gluteninas y prolaminas (se hallan principalmente en el trigo), queratinas (insolubles en agua y fibrosas) y las proteínas conjugadas (tienen partes no proteicas) y al hidrolizarse se obtienen aminoácidos y derivados orgánicos.

Como vemos los aminoácidos y las proteínas van de la mano, pues unos son constituyentes de las otras. Su carencia afecta al metabolismo, disminuye el rendimiento físico e intelectual y el organismo muestra paulatinamente los signos de una dieta deficiente en proteínas. Alimentarse saludable y equilibradamente es la mejor opción para conservar la vitalidad y la energía a lo largo de la vida.