Las aletas de tiburón han sido utilizadas desde antaño, no sólo para preparar deliciosas sopas, sino que junto al esqueleto cartilaginoso de estos escualos han sido considerados como fuentes de distintas propiedades medicinales. Numerosos estudios demuestran los beneficios del uso de cartílago de tiburón en el tratamiento de patologías óseas y dérmicas, e incluso se han enunciado controvertidas teorías sobre su capacidad de inhibir el desarrollo de tumores y su eficacia en terapias contra el cáncer.
El cartílago de tiburón es una sustancia natural rica en proteínas (un 40% de su constitución química), carbohidratos complejos, fósforo, calcio, colágeno y sulfato de condroitina, entre otros, por lo que son reconocidas sus propiedades como antiinflamatorio, estimulador del sistema inmunológico y angiogénico.
Precisamente la calidad de inhibidor de la angiogénesis atribuida al cartílago de tiburón es una de las características que lo han llevado a ser implementado en novedosos tratamientos contra el cáncer, ya que inhibe la neovascularización, es decir, la formación de nuevos vasos sanguíneos y por ende los tumores en crecimiento dejan de recibir nutrientes, y mueren. Esta cualidad debe ser considerada muy especialmente antes de iniciar la ingesta de cartílago de tiburón por parte de mujeres embarazadas o en lactancia, niños menores de 12 años, personas que han sido intervenidas quirúrgicamente o han sufrido algún tipo de heridas, pues en estos casos la formación de nuevos vasos sanguíneos, indispensables para la vida en desarrollo o los procesos de curación, se vería interrumpida por el consumo de esta sustancia.
Correctamente administrado, no se conocen efectos secundarios ni adversos producidos por la ingesta de cartílago de tiburón. Más de tres décadas de investigación científica sobre esta sustancia natural respaldan su eficacia en la aplicación de distintas patologías.
Entre las enfermedades que han mostrado responder satisfactoriamente a los tratamientos con cartílago de tiburón se encuentran la psoriasis, la osteoartritis, el glaucoma neovascular, la retinopatía diabética y diferentes patologías articulares como la artritis reumatoide. También es un suplemento apreciado por deportistas que someten su cuerpo a estrictas rutinas de ejercicios, en particular aquellos deportes de impacto, en los que podrían manifestarse signos de desgaste articular y que a través de la ingesta de cartílago de tiburón logran prevenir, e incluso revertir procesos de debilitamiento óseo.
El cartílago de tiburón puede adquirirse en diferentes presentaciones: polvo, cápsulas o ampollas (éstas son las que mayor concentración de proteínas ofrecen). La dosis adecuada deberá ser estimada por un profesional de la salud quien podrá analizar la conveniencia de ingerir cartílago de tiburón y sus potenciales beneficios en cada caso en particular.